miércoles, 30 de marzo de 2011

Cosas que podemos hacer (y no hacer) para protegernos del Alzheimer

Acaba de publicarse, en la prestigiosa revista Nature Reviews Neurology, una revisión acerca de la epidemiología de la enfermedad de Alzheimer [1]. En él se resumen todo lo que "hay que evitar" y todo lo que "hay que hacer" para disminuir el riesgo de enfermedad de Alzheimer (EA):


Factores de riesgo para la enfermedad de Alzheimer (todo lo que hay que evitar):

a) Tener enfermedades cerebrovasculares: los infartos cerebrales, ya sean isquémicos o hemorrágicos, aumentan el riesgo de EA. Primero porque los ictus pueden dañar el tejido cerebral y predisponer para padecer demencia. Segundo, el ictus puede predisponer al depósito de beta-amiloide, una proteína que se acumula anómalamente en la EA. Y tercero, el ictus puede producir una reacción inflamatoria que predisponga a padecer demencia.

b) Tener la presión arterial alta: la hipertensión arterial aumenta el riesgo de EA, debido a que también aumenta el riesgo de ictus (y como hemos visto en el punto anterior, tener enfermedades cerebrovasculares aumenta el riesgo de EA) pero también, probablemente, por otros mecanismos de daño primario.

c) Diabetes tipo 2: Padecer diabetes mellitus tipo 2 duplica el riesgo de EA. El daño que produce la hiperglucemia en los vasos sanguíneos hace que aumente el riesgo de enfermedad cerebrovascular (ver punto a). Además, la hiperglucemia, la hiperinsulinemia producen un aumento de citoquinas inflamatorias, dañinas para las neuronas.

d) Sobrepeso y bajo peso: tanto la obesidad como un peso extremadamente bajo aumentan el riesgo de EA, en una gráfica en forma de U. En cualquier caso, la obesidad aumenta el riesgo de padecer EA en un 59%.

e) Síndrome metabólico: el síndrome metabólico consiste en la asociación de hipertensión arterial, dislipemia, obesidad y glucosa en ayunas aumentada. Todos estos factores se han estudiado en los puntos a-d.

f) Fumar: aunque no está totalmente claro que fumar aumente el riesgo de EA, los elementos tóxicos del tabaco podrían aumentar la reacción inflamatoria en las neuronas, aumentando el riesgo de demencia; también es cierto que existen algunos estudios que afirman que fumar podría tener un papel protector para la enfermedad de Alzheimer, similarmente a lo que ocurre con la enfermedad de Parkison. Insisto, no hay estudios definitivos al respecto.

g) Depresión: los síntomas depresivos están presentes en el 40-50% de pacientes con EA. Y de hecho, estudios realizados al respecto encuentran una asociación entre padecer depresión y presentar demencia o deterioro cognitivo en el futuro.

h) Estrés psicológico: estudios realizados en ratas (no en humanos) muestran que el estrés psicológico crónico pueden alterar la morfología cerebral y el almacenamiento de la memoria. Son necesarios estudios en humanos que confirmen esta afirmación.

i) Traumatismo craneoencefálico: los individuos con una historia de traumatismos craneoencefálicos repetidos (por ejemplo, boxeadores) tienen mayor riesgo de padecer demencia.


Factores que protegen contra la enfermedad de Alzheimer (todo lo que sí hay que hacer):

a) Tener una alimentación rica en frutas, verduras y pescado (acidos grasos poli-insaturados) y dieta mediterránea (aceite de oliva, consumo moderado de vino y bajo consumo de carne roja y pollo): una alimentación sana disminuye el riesgo de padecer hipertensión, enfermedad cerebrovascular, sobrepeso, diabetes, etc... y como consecuencia conlleva una disminución en el riesgo de EA. Además, es probable que dicha alimentación tenga un papel protector con disminución de radicales libres y citoquinas proinflamatorias, de manera independiente a la protección vascular.

b) Actividad física: una actividad física moderada reduce el riesgo de sobrepeso y de diabetes. Pero, además, se ha comprobado que, independientemente de esta protección, la actividad física protege de padecer EA.

c) Actividad intelectual: las personas mayores con un nivel de educación mayor tienen un menor riesgo de EA que individuos con menor nivel educacional. Las personas, jóvenes o mayores, que realizan actividades estimulantes desde el punto de vista cognitivo (leer, aprender idiomas o jugar) tienen menos riesgo de EA.