Actúa. Cuando nos preocupamos podemos quedar paralizados por el miedo. A parte de preocuparte, piensa en una solución práctica para solucionar el problema. Actuando y buscando una solución te sentirás mejor. Muchos problemas no deben ignorarse, requieren actuar; sin embargo, para otras preocupaciones no hay nada que hacer ya que son problemas imaginarios. Si te das cuenta que nada se puede hacer, esa es una buena razón para dejar de preocuparse.
Ten cuidado con lo que deseas. Cuando pensamos de forma intensa sobre algo, esa idea cobra fuerza y es más fácil que suceda. Si pensamos que vamos a equivocarnos, incrementaremos nuestras probabilidades de fallar. En lugar de pensar en un resultado negativo, céntrate en cómo resolver la situación de forma óptima.
Mantén la perspectiva. Escribe una lista de las cosas que te preocupan y examina cuanto te afectan. ¿Te preocupas por cosas importantes o insignificantes? No te sobrecargues con pequeñas cosas, mantén una perspectiva más elevada.
Controla tus pensamientos. La clave para reducir la ansiedad y las preocupaciones es aprendiendo la habilidad de controlar los pensamientos. A veces nuestros pensamientos nos superan, nos convertimos en sus esclavos. Cualquier pensamiento que llega a nuestra mente lo aceptamos como cierto y nos identificamos con él . Craso error. A menudos nuestros pensamientos son erróneos. Tenemos la habilidad de decidir que pensamientos son ciertos y cuales están equivocados.
No seas presumido. Muchas veces nos preocupamos de lo que la gente piensa. Nos preocupamos de cumplir las expectativas sociales, nos preocupamos de gustar a los demás. Con esta perspectiva mental tendemos a dar demasiada importancia a nuestro ego; estamos constantemente buscando el aprecio y la admiración de los demás. Si no obtenemos este aprecio, pensamos que no somos válidos. Si desarrollamos una suficiente confianza y tranquilidad interna, no nos preocuparemos de lo que piensen los demás. Necesitamos dar menos importancia a las opiniones del mundo. Si tomamos distancia de los juicios de otros ganaremos mayor espacio interior y evitaremos preocuparnos por la relativa insignificancia de los juicios de los demás. Analiza. Otro enfoque para tratar con las preocupaciones es analizar cuidadosamente si están justificadas. Pregúntate: ¿Por qué me preocupo por esto? ¿Podría estar equivocado? Analizando y distanciándote del problema puedes evaluar su importancia de forma realista.
- Tejvan de PickTheBrain -