La ayuda desinteresada de varias empresas ha sido decisiva para acabar la nueva sede
La solidaridad llega sola. No siempre, pero en la Asociación Down Extremadura saben que hay casos en los que es así. El de su renovado centro de formación para adultos en la barriada del Espíritu Santo es uno de ellos. La normativa obligaba a acometer reformas. Había que adaptar las instalaciones al denominado marco común de atención a personas con discapacidad. Suponía cambiar escaleras, hacer nuevos servicios, mejorar las dotaciones. Todo eso se resumía en una urgencia: recaudar dinero.
La rehabilitación de la sede del 'Espiri' aparece en una actuación global que engloba otros 13 centros de la región y cuya partida son 746.000 euros. La Consejería de Sanidad dio el primer paso, pero era insuficiente. Así lo reconoce Adela Domínguez. Combativa, ilusionada, incansable, la vicepresidenta de Down Extremadura, a su vez coordinadora en Cáceres, no ha necesitado esta vez movilizaciones. Los apoyos casi han llegado sin pedirlos. Lo han hecho en un número tan importante que «incluso es posible que antes de fin de año inauguremos el nuevo local», afirma sin poder esconder su emoción. La ayuda desinteresada de varias empresas e incluso los descuentos de la constructora que ejecuta el proyecto, Conreca, harán posible una realidad en la que les va la vida a varios adultos con síndrome de Down de Cáceres y su provincia.
«Con el presupuesto oficial no llegaba». Adela Domínguez no se tapa. Sabe de lo que habla. Su lección es de años de esfuerzo y sacrificio junto a un abnegado grupo de madres que buscan la proyección de ese modelo de vida para los que necesitan un apoyo extra.
«El objetivo es que los chavales que tienen síndrome de Down desarrollen todas su capacidades, ellos pueden hacer de todo o casi todo. Pueden hacerlo con ayuda. Tardarán más o tardarán menos, pero pueden». Deli -así la conocen todos en la asociación- es madre de un joven con trisomía en el par 21, lo que se conoce como síndrome de Down. Se toma con absoluto interés cada movimiento que se produce y da la cara en esta organización no gubernamental en la que más de 60 profesionales han logrado establecer ese proyecto propio absolutamente descentralizado.
En la capital, la sede funciona desde hace ocho años en el Julián Murillo, pero además está el centro de formación de adultos, que es a la vez centro ocupacional. Desde hace meses se encuentra en pleno proceso de transformación. El cambio hacia la modernidad hubiese sido imposible sin las ayudas recibidas. Incluso a coste cero, según relata el responsable de la empresa constructora Conreca, que ha acudido a sus propios proveedores para rematar faena. «En la sede contamos con unos 40 chavales que vienen de Cáceres, Guadalupe, Conquista de la Sierra. Los traen los padres en sus coches. Luego están los mayores, unos 12, que llegan al centro de formación. Es el que estamos rehabilitando». Adela Domínguez hace un alto en el relato para destacar los méritos de los integrantes de este colectivo. Llegan en autobús desde sus pueblos a la estación cacereña y desde allí se las apañan para desplazarse por sí mismos, a pesar de sus limitaciones, hasta el propio centro. «No se trata de poner un medio de transporte exclusivo, sino de que ellos avancen y consigan el objetivo por sí mismos».
Y en el epicentro de toda esa larga lista de ilusiones, iniciativas y metas de futuro aparece el centro de formación del 'Espiri'. «Necesitábamos adaptarlo. La Junta nos planteó unas exigencias para concedernos esos servicios y pagarlos. Accesibilidad, lavabos adaptados, rampa de acceso, medidas de seguridad. No había nada. Aquello era un antiguo centro infantil, las ventanas eran viejas y nos entraban a robar cada dos por tres. Los servicios se han tirado y se ponen nuevos, las escaleras... Con un bajo presupuesto y sobre todo con los apoyos de las empresas lo estamos consiguiendo».
350 metros
Su referencia es múltiple, porque enumerar la lista de profesionales y colaboradores que han dado un paso al frente por Down Extremadura lleva su tiempo. «Conreca hace la obra, pero nos ha puesto la rampa por su cuenta. El pintor nos ha puesto precio especial, García Barata, la calefacción, los radiadores, PC One. Son un montón de empresas. Sin ellas no podríamos haberlo hecho».
Con sus 350 metros cuadrados, la casa de las ilusiones del 'Espiri' toma cuerpo. Aún queda, pero la cuenta atrás está iniciada: «Queremos inaugurarlo antes de Navidad. Los padres vamos a trabajar allí los fines de semana o por la noche. A ver si llegamos», resume la coordinadora en Cáceres. Ladrillos, cemento y una carga inmensa de solidaridad. «¿50.000 euros? No, yo creo que nos están dando mucho más. Solo la caldera que nos han instalado gratis son unos 3.000», responde Deli convencida. Aunque parezca mentira, la crisis no puede con todo. Down Extremadura lo está demostrando.