Un joven con distrofia muscular no puede ir a clase porque la Junta no le ha asignado este curso auxiliar educativo La familia lo achaca a los recortes y Educación, a un "retraso burocrático"
Víctor Martín tiene 19 años y es alumno de primero de Bachillerato del IES Extremadura de Montijo, aunque este año no ha llegado a pisar el aula. Sufre Distrofia Muscular Tipo Duchenn, una enfermedad degenerativa de nacimiento por la que tiene reconocido un grado de discapacidad del 80% y que le obliga a desplazarse en silla de ruedas eléctrica. Para ir a clase necesita la ayuda de un Auxiliar Técnico Educativo (ATE) --una persona que le asiste para realizar tareas cotidianas que no puede hacer por sí mismo, como realizar los cambios de aula y desplazamientos por el centro, ir al baño o simplemente quitarse el jersey si tiene calor o sacar los libros de la cartera-- pero lleva esperando a que la Consejería de Educación y Cultura le asigne uno desde el mes de septiembre. Sin la ayuda de esta persona, insisten desde el instituto, "es imposible" que Víctor, que ya ha terminado la ESO y un ciclo formativo de Gestión Administrativa de grado medio, acuda a clase.
La familia está preocupada. "No queremos que falte más a clase porque al final va a perder el curso", señala su madre, Consuelo Grajera. Según explica, su hijo ha venido contando con el apoyo de un ATE para ir al instituto desde hace seis años. "De otra manera es imposible", señala el jefe de estudios del IES Extremadura, José Pando. La familia cree que se debe a una cuestión de dinero o recortes a causa de la crisis, pero Pando asegura que no tiene constancia de ello y que el centro no sabe lo que ocurre porque no ha obtenido ninguna respuesta de la Administración. "No nos han dicho que sea por el dinero, pero nos lo han dado a entender", sostiene Víctor, que defiende su "derecho" a ir a clase como el que tiene cualquier otro alumno.
Fuentes de la Consejería de Educación aseguraron ayer a este diario que el problema de Víctor es causa de un "retraso burocrático", ya que el centro solicitó el ATE para el joven montijano el día 20 de septiembre, "cuando el curso ya había empezado y todos los auxiliares estaban asignados". Las mismas fuentes señalan además que fue el propio Víctor quien en el mes de junio comunicó al centro que no continuaría estudiando porque su intención era incorporarse al ámbito laboral, "y en ese momento el ATE que lo acompañaba se asignó a otro alumno con necesidades especiales". El afectado sin embargo niega este extremo. Víctor asegura que su intención "nunca fue dejar de estudiar" ya que durante todo el verano ha estado preparando una prueba de acceso a un ciclo formativo de grado superior. "Me presenté en septiembre, suspendí y luego me matriculé en Bachillerato. Si puedo y todo me sale bien, mi intención es llegar a la Universidad", asegura. En cualquier caso, el Gobierno regional afirma que su expediente está en la última fase de resolución y que "en breve" se le asignará un auxiliar.
Tanto la familia del joven como el centro están volcados con su causa y exigen ya una solución para que Víctor, que no ha podido acudir a a clase un solo día pese a que el IES ya llevó a cabo una serie de modificaciones y reformas en el recinto educativo para eliminar las barreras arquitectónicas y hacerlo más accesible, no acabe perdiendo el curso. Ese es el motivo por el que la familia ha decidido denunciar públicamente el caso. "Se enteraron de que íbamos a ir a la radio a contarlo y me llamaron para decirme que no fuéramos, que el tema se iba a resolver en unos días, pero han pasado dos semanas y todavía no sabemos nada", asegura la familia afectada.
En estos momentos, hay un total de 209 auxiliares técnicos educativos a disposición de los alumnos con necesidades especiales de la región. 657 cuentan en este curso con los servicios de estos trabajadores, cuyo papel es el de acompañar a los beneficiarios en salidas, rutas escolares, paseos, gestiones, juegos y tiempo libre en general, entre otras muchas tareas.
La familia está preocupada. "No queremos que falte más a clase porque al final va a perder el curso", señala su madre, Consuelo Grajera. Según explica, su hijo ha venido contando con el apoyo de un ATE para ir al instituto desde hace seis años. "De otra manera es imposible", señala el jefe de estudios del IES Extremadura, José Pando. La familia cree que se debe a una cuestión de dinero o recortes a causa de la crisis, pero Pando asegura que no tiene constancia de ello y que el centro no sabe lo que ocurre porque no ha obtenido ninguna respuesta de la Administración. "No nos han dicho que sea por el dinero, pero nos lo han dado a entender", sostiene Víctor, que defiende su "derecho" a ir a clase como el que tiene cualquier otro alumno.
Fuentes de la Consejería de Educación aseguraron ayer a este diario que el problema de Víctor es causa de un "retraso burocrático", ya que el centro solicitó el ATE para el joven montijano el día 20 de septiembre, "cuando el curso ya había empezado y todos los auxiliares estaban asignados". Las mismas fuentes señalan además que fue el propio Víctor quien en el mes de junio comunicó al centro que no continuaría estudiando porque su intención era incorporarse al ámbito laboral, "y en ese momento el ATE que lo acompañaba se asignó a otro alumno con necesidades especiales". El afectado sin embargo niega este extremo. Víctor asegura que su intención "nunca fue dejar de estudiar" ya que durante todo el verano ha estado preparando una prueba de acceso a un ciclo formativo de grado superior. "Me presenté en septiembre, suspendí y luego me matriculé en Bachillerato. Si puedo y todo me sale bien, mi intención es llegar a la Universidad", asegura. En cualquier caso, el Gobierno regional afirma que su expediente está en la última fase de resolución y que "en breve" se le asignará un auxiliar.
Tanto la familia del joven como el centro están volcados con su causa y exigen ya una solución para que Víctor, que no ha podido acudir a a clase un solo día pese a que el IES ya llevó a cabo una serie de modificaciones y reformas en el recinto educativo para eliminar las barreras arquitectónicas y hacerlo más accesible, no acabe perdiendo el curso. Ese es el motivo por el que la familia ha decidido denunciar públicamente el caso. "Se enteraron de que íbamos a ir a la radio a contarlo y me llamaron para decirme que no fuéramos, que el tema se iba a resolver en unos días, pero han pasado dos semanas y todavía no sabemos nada", asegura la familia afectada.
En estos momentos, hay un total de 209 auxiliares técnicos educativos a disposición de los alumnos con necesidades especiales de la región. 657 cuentan en este curso con los servicios de estos trabajadores, cuyo papel es el de acompañar a los beneficiarios en salidas, rutas escolares, paseos, gestiones, juegos y tiempo libre en general, entre otras muchas tareas.