La lucha por sentirse uno más.
Agustín quiere que no se le trate como a un niño y Eva pide que la gente se tome su tiempo en conocerla. Los dos padecen síndrome de down y ayer celebraron junto a centenares de personas el día mundial de esta discapacidad
22/03/2012
"Soy una persona adulta, no me trates como un niño. ¿Te gustaría que te lo hicieran a ti?". Son las palabras de Agustín, de 34 años, que ayer disfrutó de lo lindo subido a las escalinatas del ayuntamiento, micrófono en mano, para reivindicar el mayor respeto para él y su colectivo. Padece síndrome de down y asegura estar cansado de que los demás le traten como si fuera diferente. Sabe que hay cosas que le costará hacer pero está dispuesto a intentarlo todo. Lo dejó claro ayer, subido en aquellas escaleras. Llevaba un papel en el que había apuntado lo que quería decir y lo hizo alto y claro. Le cuesta leer, pero lo consiguió, como todo lo que se propone. Con empeño y la ayuda de la Asociación Síndrome de Down Cáceres lleva siete años trabajando en Carrefour de reponedor de alimentos. "Allí soy uno más. Mis compañeros me tratan bien. Me gusta", respondía tímido a las preguntas de este diario.
La suya fue una de la decena de reivindicaciones que pudieron escucharse en la plaza Mayor durante la celebración del día mundial de las personas con síndrome de down. Bajo el lema 'Como uno más', asistieron más de un centenar de personas afectadas por este síndrome, que solicitaron ayuda para la integración del colectivo. Salvador fue otra de las grandes estrellas del día. Pidió respeto para su familia: "Tengo amigos y familia como tú. Pido respeto para mí y para ellos. Si me discriminas no solo me haces daño a mí sino a los que me quieren, a los que me gusta cuidar". También Pilar, que dijo: "Tengo sueños y proyectos que quiero realizar y es posible que necesite tu apoyo para conseguirlos. Ayúdame".
Le siguió Jacinto: "Tener síndrome de down no hace que siempre esté de buen humor, ni que sea simpático con todo el mundo. Si me ves feliz es que lo soy"; Amaro, que explicó qué significa tener esta discapacidad: "Tengo síndrome de down pero no estoy enfermo, solo tengo un cromosoma de más y por eso me cuesta hacer algunas cosas". Y Eva, que sobre todo quiere hacer amigos: "Tómate tu tiempo en conocerme. Detrás de mi rostro hay un ser humano único, con sentimientos".
Juegos y talleres
Ayer fue un día diferente para ellos porque se hicieron escuchar. Querían pedirle al mundo la oportunidad de integrase. Estaban orgullosos de sus reivindicaciones y detrás de cada petición se escuchaba una ola de aplausos de ánimo.
Pero esto fue solo una parte de una jornada llena de actividades. El día comenzó con una marcha desde la Fuente Luminosa a la plaza Mayor, en la que participó más de un centenar de personas. En la plaza empezó la fiesta. Primero fueron recibidos por las autoridades (la alcaldesa, Elena Nevado, la concejala de Asuntos Sociales, Marisa Caldera, el edil de Educación, Pedro Muriel, la diputada, Mariluz Regidor o el gerente del Sepad, Alvaro Luis Merino). Y luego no pararon de jugar con las actividades que había preparadas: baloncesto con las chicas del equipo femenino, fútbol con jugadores del Cacereño, toreo con Bejarano y Ferrera, voleybol, tiro con arco, balonmano, manualidades, globoflexia y maquillaje. Agustín solo quería jugar al voleybol, una de sus aficiones. Lo pasaron a lo grande de una punta a otra de la plaza, querían abarcar todos los juegos y no pararon.
Científicamente, el síndrome de down es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (en lugar de los dos habituales), caracterizado por la presencia de un grado variable de discapacidad cognitiva y unos rasgos físicos peculiares que le dan un aspecto reconocible. Así lo explicó ayer la presidenta de la Asociación Síndrome de Down de Cáceres, Adela Domínguez Lucero. En Cáceres padecen esta discapacidad más de 400 personas y en Extremadura más de 1.100.
Durante el acto Domínguez leyó el manifiesto de las personas con síndrome de down. Ella tiene un hijo, Jacinto, con esta discapacidad y sabe de primera mano las necesidades e inquietudes de este colectivo. "Las personas con síndrome de down somos un beneficio para todos porque promovemos valores que hacen a la sociedad más digna de llamarse humana. Nuestra exclusión es el fracaso del sistema. Nos preguntamos cuándo será capaz la sociedad de vernos bajo el prisma de la realidad, dejando a un lado los prejuicios e ideas preconcebidas", reza el inicio del manifiesto. En él se citan, también, sus deseos: rechazo a la discriminacion, respeto a la diversidad y acceso a los estudios y trabajo. "No dejemos que un cromosoma de más sea una barrera. Si nos abrís las ventanas --dijo Adela--, el mundo será mucho mejor, ya lo veréis".
"Soy una persona adulta, no me trates como un niño. ¿Te gustaría que te lo hicieran a ti?". Son las palabras de Agustín, de 34 años, que ayer disfrutó de lo lindo subido a las escalinatas del ayuntamiento, micrófono en mano, para reivindicar el mayor respeto para él y su colectivo. Padece síndrome de down y asegura estar cansado de que los demás le traten como si fuera diferente. Sabe que hay cosas que le costará hacer pero está dispuesto a intentarlo todo. Lo dejó claro ayer, subido en aquellas escaleras. Llevaba un papel en el que había apuntado lo que quería decir y lo hizo alto y claro. Le cuesta leer, pero lo consiguió, como todo lo que se propone. Con empeño y la ayuda de la Asociación Síndrome de Down Cáceres lleva siete años trabajando en Carrefour de reponedor de alimentos. "Allí soy uno más. Mis compañeros me tratan bien. Me gusta", respondía tímido a las preguntas de este diario.
La suya fue una de la decena de reivindicaciones que pudieron escucharse en la plaza Mayor durante la celebración del día mundial de las personas con síndrome de down. Bajo el lema 'Como uno más', asistieron más de un centenar de personas afectadas por este síndrome, que solicitaron ayuda para la integración del colectivo. Salvador fue otra de las grandes estrellas del día. Pidió respeto para su familia: "Tengo amigos y familia como tú. Pido respeto para mí y para ellos. Si me discriminas no solo me haces daño a mí sino a los que me quieren, a los que me gusta cuidar". También Pilar, que dijo: "Tengo sueños y proyectos que quiero realizar y es posible que necesite tu apoyo para conseguirlos. Ayúdame".
Le siguió Jacinto: "Tener síndrome de down no hace que siempre esté de buen humor, ni que sea simpático con todo el mundo. Si me ves feliz es que lo soy"; Amaro, que explicó qué significa tener esta discapacidad: "Tengo síndrome de down pero no estoy enfermo, solo tengo un cromosoma de más y por eso me cuesta hacer algunas cosas". Y Eva, que sobre todo quiere hacer amigos: "Tómate tu tiempo en conocerme. Detrás de mi rostro hay un ser humano único, con sentimientos".
Juegos y talleres
Ayer fue un día diferente para ellos porque se hicieron escuchar. Querían pedirle al mundo la oportunidad de integrase. Estaban orgullosos de sus reivindicaciones y detrás de cada petición se escuchaba una ola de aplausos de ánimo.
Pero esto fue solo una parte de una jornada llena de actividades. El día comenzó con una marcha desde la Fuente Luminosa a la plaza Mayor, en la que participó más de un centenar de personas. En la plaza empezó la fiesta. Primero fueron recibidos por las autoridades (la alcaldesa, Elena Nevado, la concejala de Asuntos Sociales, Marisa Caldera, el edil de Educación, Pedro Muriel, la diputada, Mariluz Regidor o el gerente del Sepad, Alvaro Luis Merino). Y luego no pararon de jugar con las actividades que había preparadas: baloncesto con las chicas del equipo femenino, fútbol con jugadores del Cacereño, toreo con Bejarano y Ferrera, voleybol, tiro con arco, balonmano, manualidades, globoflexia y maquillaje. Agustín solo quería jugar al voleybol, una de sus aficiones. Lo pasaron a lo grande de una punta a otra de la plaza, querían abarcar todos los juegos y no pararon.
Científicamente, el síndrome de down es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (en lugar de los dos habituales), caracterizado por la presencia de un grado variable de discapacidad cognitiva y unos rasgos físicos peculiares que le dan un aspecto reconocible. Así lo explicó ayer la presidenta de la Asociación Síndrome de Down de Cáceres, Adela Domínguez Lucero. En Cáceres padecen esta discapacidad más de 400 personas y en Extremadura más de 1.100.
Durante el acto Domínguez leyó el manifiesto de las personas con síndrome de down. Ella tiene un hijo, Jacinto, con esta discapacidad y sabe de primera mano las necesidades e inquietudes de este colectivo. "Las personas con síndrome de down somos un beneficio para todos porque promovemos valores que hacen a la sociedad más digna de llamarse humana. Nuestra exclusión es el fracaso del sistema. Nos preguntamos cuándo será capaz la sociedad de vernos bajo el prisma de la realidad, dejando a un lado los prejuicios e ideas preconcebidas", reza el inicio del manifiesto. En él se citan, también, sus deseos: rechazo a la discriminacion, respeto a la diversidad y acceso a los estudios y trabajo. "No dejemos que un cromosoma de más sea una barrera. Si nos abrís las ventanas --dijo Adela--, el mundo será mucho mejor, ya lo veréis".