COMIENZA LA MEJORA DE ACERADO Y CAPA DE RODADURA, TRAS CUATRO MESES Y MEDIO DE TRABAJOS PARA METER CANALIZACIONES
Comienzan
las obras de acerado y capa de rodadura en Alfonso IX, tras concluir
las de canalización que llevan ya más de cuatro meses. Vecinos y
comerciantes desean que se marchen las máquinas de su barrio porque les
generan grandes molestias: dificultades de acceso a los edificios,
problemas con la carga y descarga, ruidos y suciedad. Esos obstáculos se
han convertido para Manuel Sanmartín en un suplicio. Es vecino de la
calle Alfonso IX y se desplaza ayudado de una silla de ruedas. Sin
embargo, durante estos cuatro meses lo más que ha podido hacer ha sido
bajar a los establecimientos que lindan con su edificio, porque por la
acera le ha sido imposible transitar. Ayer tomaba un refresco en el bar
de abajo de su casa con Joan Navarro, el enfermero que le acompaña cada
día. "Tenemos que pasar por la acera quitando los contenedores. Desde
que comenzaron la obra los han colocado justo en el medio y no podemos
pasar. Llevamos así ya cuatro meses", explica el enfermero. Joan Navarro
protesta porque debido a los trabajos es imposible también el acceso de
las ambulancias: "Si algún día le pasa algo lo tendremos que trasladar a
hombros porque la ambulancia no puede entrar", apostilla.
UNA CAIDA Manuel era adicto al tabaco. Un día sufrió una caída y todo se complicó. Sus piernas comenzaron a sufrir gangrena, lo que obligó a los médicos a amputarlas. Ahora recuerda con melancolía sus años como secretario de la administración de justicia: "Se lleva lo mejor que se puede. Vivo con mi mujer y mi hija que me ayudan mucho", dice Manuel.
Desde fuera se le ve fuerte, a pesar de que solo lleva cinco años en silla de ruedas. Ayer se quejaba de que, ni siquiera llevando a cabo la obra en Alfonso IX, se arreglarían los deficiencias en cuanto a accesibilidad: "Hay escalones por todas partes y no piensan en adaptar la calle. No piensan en lo complicado que es para nosotros", indica. Incluso en invierno, Manuel se ve obligado a tomar los refrescos de los bares en la calle: "Hay escalones para entrar en la mayoría, así que yo me tengo que quedar en la calle", asegura este vecino. Y en su edificio le resulta complicado acceder al ascensor: "Es tan pequeño que cabe justa la silla. Si tuviera piernas no podría entrar", insiste Manuel Sanmartín.
Según el ayuntamiento, se prevé que los trabajos concluyan durante el día de hoy, ya que la intención es que la calle estuviera cortada solo dos días. Manuel está deseando de que llegue ese momento y espera que, al menos, "la calle quede en un estado brillante".
UNA CAIDA Manuel era adicto al tabaco. Un día sufrió una caída y todo se complicó. Sus piernas comenzaron a sufrir gangrena, lo que obligó a los médicos a amputarlas. Ahora recuerda con melancolía sus años como secretario de la administración de justicia: "Se lleva lo mejor que se puede. Vivo con mi mujer y mi hija que me ayudan mucho", dice Manuel.
Desde fuera se le ve fuerte, a pesar de que solo lleva cinco años en silla de ruedas. Ayer se quejaba de que, ni siquiera llevando a cabo la obra en Alfonso IX, se arreglarían los deficiencias en cuanto a accesibilidad: "Hay escalones por todas partes y no piensan en adaptar la calle. No piensan en lo complicado que es para nosotros", indica. Incluso en invierno, Manuel se ve obligado a tomar los refrescos de los bares en la calle: "Hay escalones para entrar en la mayoría, así que yo me tengo que quedar en la calle", asegura este vecino. Y en su edificio le resulta complicado acceder al ascensor: "Es tan pequeño que cabe justa la silla. Si tuviera piernas no podría entrar", insiste Manuel Sanmartín.
Según el ayuntamiento, se prevé que los trabajos concluyan durante el día de hoy, ya que la intención es que la calle estuviera cortada solo dos días. Manuel está deseando de que llegue ese momento y espera que, al menos, "la calle quede en un estado brillante".