Que un síndrome de Down mantenga una relación sentimental con una persona no síndrome de Down puede pasar en una película, pero difícilmente ocurre en la vida real. Así lo piensa María Victoria Gallardo, vocal de la asociación en Málaga.
«Nosotros, desde luego, no conocemos ningún caso», dice también la psicóloga el centro. Las relaciones sentimentales se dan en el grupo de iguales, porque de hecho, también las amistades íntimas se establecen entre ellos.
«Cuando son más pequeños la interacción con otros niños sí es más fácil. Los críos son críos y y la diversidad es aceptada». La separación llega con la pubertad. La adolescencia es competitiva, no espera, «y el aprendizaje de estos chicos es más lento. El resto de adolescentes no se para a rescatarlos».
En la asociación hay un grupo de Ocio, a través del que se organizan encuentros, salidas y bailes. A través de él se relacionan, y de hecho, ya están preparando la cita para ver la película de Pablo cuando se estrene en lo cines malagueños. «Es un buen actor», dice Paco. «Le han dado un premio», añade Blanca. «Hay que organizar algo para ver la peli», propone Jesús.