viernes, 30 de enero de 2009

Como comunicarse con los hijos

Educación de los hijos

Contacto visual

Ya que los niños se distraen con tanta facilidad, los padres deben asegurarse de que el niño les mira cuando le están hablando. Este podría ser el factor más importante para conseguir que el niño siga las instrucciones de sus padres o simplemente para que escuche. Lo podemos lograr cogiendo suavemente la barbilla del niño y mirándole a los hijos para que nos siga con atención o `puede cogerle ligeramente el hombro. Hay que usar esta técnica sólo como recurso e intentar eliminarla en seguida. En un niño más mayor un mero rozamiento de hombro podría provocar una confrontación inmediata en vez de conseguir que escuchara.
Cuando el niño mira a sus padres cuando éstos están hablando, es bueno elogiarle por ello y manifestarle que se le agradece.
Hablar con voz firme
Si siempre se habla al niño con voz severa o se levanta la voz al pedirle algo, aprenderá a desconectar hasta que la voz de sus padres alcance el volumen máximo. Si los padres se dan cuenta de que cada vez levantan más la voz deben detenerse, respirar profundamente, restablecer el contacto visual, hablar lentamente y con mucha claridad.
Evitar utilizar preguntas en lugar de afirmaciones
Si se le dice al niño, «¿Qué tal si recoges la ropa?» no sería de extrañar que contestara, «¡Ahora no!». hacer afirmaciones definitivas que le indiquen exactamente lo que tiene que hacer, cuándo, dónde y como.
Utilizar frases sencillas
Hable clara y sencillamente. No hable demasiado. Las instrucciones o explicaciones largas pueden hacer que el niño pierda interés o se olvide de lo que se le dijo al principio. Y no utilice expresiones abstractas, pórtate bien….(¿Cuántas conductas son portarse bien? ¿Por donde empieza?....), es más eficaz concretar claramente la conducta, Pedro recoge tu habitación.
Expresar los sentimientos
No me siento bien si me gritas, estoy enfadado por no obedecerme.
Si se conjugan las frases en primera persona en lugar de en segunda se puede evitar la crítica, las culpabilidades, o el ataque directo sin dejar por ello de expresar emociones fuertes con eficacia.